Procedimientos

Brindamos Servicios Profesionales de la Salud

En Quirurgicos Monterrey estamos altamente capacitados y tecnología de vanguardia, podemos garantizar una cirugía segura y efectiva para solucionar problemas de salud trabajando en nuestro método de cirugía laparoscópica ya que es menos invasiva, lo que significa que la recuperación sea más rápida y menos dolorosa.

Realiza una consulta con nuestro experto el  Dr. med. Alejandro Quiroga Garza

Estos son algunas Procedimientos y Padecimientos en los que te podemos ayudar:

La colecistitis es la inflamación de la vesícula biliar y ocurre principalmente a causa de piedras dentro de ella, provocando una obstrucción e inflamación de esta misma, conocido como colecistolitiasis aguda. Tratado con tiempo y sin complicaciones, tiene un excelente pronóstico, sin embargo el demorar el tratamiento y atención médica puede llevar a complicaciones como la perforación o gangrena de esta la vesícula, llevando a pronósticos no tan favorables.

Esta enfermedad es común en la población mexicana, presentándose en hasta el 10-20% de toda la población. Es más común en mujeres en edad fértil, multíparas, y personas con obesidad, sin embargo, cualquiera la puede presentar y a cualquier edad. Se asocia a síntomas como dolor en la boca del estómago que se irradia al área subcostal derecha, espalda o el hombro derecho. Se relación con la ingesta de comidas copiosas, grasosas, con irritantes o ingredientes colecistocinéticos como los lácteos, quesos, aguacate, nueces y aceites naturales. Se acompaña de síntomas como dolor tipo cólico o constante, nauseas, vomito (en ocasiones amargo) y en raros casos de fiebre, taquicardia o ictericia (coloración amarillenta de la piel y ojos).

El diagnostico se confirma mediante estudios de sangre e imagen. Usualmente un ultrasonido de abdomen superior es suficiente para valorar la vesícula, su estado actual y la presencia de litos (piedras) en su interior. Al confirmar el diagnóstico, se puede indicar manejo médico para controlar la sintomatología y desinflamar la vesícula, sin embargo el tratamiento definitivo es quirúrgico.

La colecistectomía laparoscópica es el tratamiento ideal, realizando un incisión umbilical para introducir un trocar (válvula) para introducir una cámara al abdomen e inflarlo. Se realizan 2 incisiones, una en la línea media por debajo de las costillas de 1cm y otra debajo del borde costal derecho de 0.5cm para introducir las pinzas y se realiza la cirugía, retirando la vesícula biliar por completo. Esto cuando los pacientes se tratan oportunamente.

La recuperación es rápida y las molestias mínimas. Las heridas quirúrgicas son muy estéticas, al esconderse la de la cámara dentro del ombligo, y las otras dos quedan como pequeñas líneas que desvanecen con el tiempo. El pronóstico es excelente y usualmente solo se requiere de un día de internamiento y los pacientes regresan a sus actividades diarias en un corto tiempo.

El prolongar o demorar el tratamiento conlleva el riesgo de complicaciones como los ya mencionados de perforaciones o gangrena de la vesícula, fistulas al intestino o salida de pequeños litos (piedras) a la vía biliar, provocando una inflamación del hígado o páncreas al obstruir estos, las cuales de no ser tratadas, son muy peligrosas para la vida del paciente.

Una hernia de la pared abdominal es uno de los problemas quirúrgicos más comunes que existe. Una hernia es una debilidad de la pared muscular por la cual se forma un saco el cual se protruye con contenido abdominal. Existen diferentes tipos de hernias, según su origen y localización.

Las más comunes son la hernia umbilical (se manifiesta como un ombligo saltado) y la hernia inguinal (que se presenta con mayor frecuencia en hombres, como un abultamiento en la ingle que puede descender hasta el escroto). Existe otras como la hernia epigástrica (en la línea media, por arriba del nivel del ombligo) y la hernia incisional (formación de una hernia en un sitio donde se realizó una cirugía previamente, formándose una hernia por desgarro de la pared muscular) al igual que otras, pero son menos comunes. Se estima que hasta un 10% de la población Mexicana tiene algún tipo de hernia, en especial entre personas que realizan actividad diaria que involucre esfuerzos o ejercicio, sin embargo cualquiera la puede padecer y se puede manifestar a cualquier edad.

La mayoría de las hernias las identifica de primera estancia el mismo paciente. Tienden a iniciar de manera asintomática, con sensación de hinchazón, hormigueo alrededor del área, sin dolor, o solo refiriendo algunas molestias leves. El tamaño de la hernia aumento con los esfuerzos o en posición de pie prolongada. Sin embargo, con el tiempo las hernias incrementan en su tamaño y con ellos los riesgos. El saco herniario que muchas veces solo contiene tejido graso que esta alrededor del intestino, pero con el aumento de tamaño empieza a herniarse segmentos de intestino también. Los pacientes se quejan de dolor, hipersensibilidad del área de la hernia, aumento de volumen doloroso y en casos más graves, nauseas, vómito y fiebre

El diagnostico de una hernia se realiza mediante una buena exploración física y se puede complementar, si es necesario con estudios de imagen como ultrasonido o una tomografía computarizada (TC). El manejo de manera aguda es la reducción manual para evitar isquemia del contenido del saco herniario. Si no se puede reducir la hernia, tratamiento quirúrgico de emergencia puede estar indicado. De otra manera, se puede planear y programar una reparación quirúrgica. En la cirugía, se reduce el saco herniario y se cierra el defecto de la pared, con colocación de una malla protésica especial en adultos para reducir la reincidencia de este padecimiento.

El pronóstico es muy bueno con una recuperación rápida. Las molestias postquirúrgicas son mínimas al igual que el dolor. Se recomienda a paciente como quiera evitar esfuerzos por un mes posterior a la cirugía para permitir una buena cicatrización y evitar complicaciones. Dependiendo del tipo de hernia y su tamaño, la cirugía se puede manejar como ambulatoria o en algunos casos requerir un día de internamiento.

El no atender su hernia oportunamente y con tiempo coloca al paciente en riesgo de complicaciones debido al aumento progresivo del tamaño de la hernia. El saco herniario se puede encarcelar (queda atrapado el contenido del saco herniario y no se puede reducir o volver a introducir al abdomen) o se puede estrangular (aparte de no poderse reducir, el contenido está siendo estrangulado por la pared abdominal, y no llega suficiente sangre a este, pudiendo provocar una perforación intestinal o gangrena de los tejidos). Si esto llega a suceder, de tener una cirugía con incisión pequeña y estética, puede ser necesario hacer un procedimiento más grande e invasivo para reparar los daños causados.

Es una afección en la cual su apéndice se inflama. El apéndice es un pequeño saco que se encuentra adherido al final del intestino grueso.

Causas

La apendicitis es una razón muy común de cirugía de emergencia. El problema casi siempre ocurre cuando el apéndice resulta bloqueado por heces, un cuerpo extraño, un tumor o, en ocasiones poco frecuentes, un parásito.

Síntomas

Los síntomas de la apendicitis pueden variar. Puede ser difícil detectarla en niños pequeños, adultos mayores y mujeres en edad reproductiva.

El primer síntoma a menudo es el dolor alrededor del ombligo o en la parte media del abdomen superior. Este dolor puede ser leve al principio, pero se vuelve más agudo y grave. Es posible que también se presente pérdida de apetito, náuseas, vómitos y un bajo grado de fiebre.

El dolor tiende a desplazarse a la parte inferior derecha del abdomen. Tiende a concentrarse en un punto directamente sobre el apéndice llamado el punto de McBurney. Esto ocurre con mayor frecuencia de 12 a 14 horas después del comienzo de la enfermedad.

El dolor puede empeorar al caminar, toser o hacer movimientos súbitos. Los síntomas tardíos incluyen:

  • Escalofríos y temblores
  • Heces duras
  • Diarrea
  • Fiebre
  • Náuseas y vómitos
 

Las hemorroides son conocidas como la inflamación de los sacos venosos (sacos hemorroidales) en la parte baja del recto. Son parte de las patologías anales más comunes, seguida por las fistulas y fisuras anales. Son un padecimiento muy común presentándose en alrededor del 5% de la población adulta, aunque muchos pacientes no acuden a una valoración médica o quirúrgica por pena e incomodidad que conlleva el área afectada. El área anal es un área muy vascularizada y esto lleva a que con facilidad se inflamen los sacos hemorroidales, protruyéndose hacia el canal anal o el exterior. Según su localización anatómica, pueden ser hemorroides internas o externas. Otras patologías que se relacionan con las hemorroides y que pueden acompañar estas o presentarse por sí solas sin la enfermedad hemorroidal son la fisura y la fistula perianal.

La fisura consiste en un desgarro de la piel y mucosa de la región perianal y las fistulas anales que son la formación de un canal o conducto que conecta la mucosa del ano/recto con la piel perianal. Pacientes que padecen de hemorroides.

los síntomas

Pueden variar desde una incomodidad leve y comezón, a una molestia importante con dolor moderado a intenso, episodios de sangrado y la sensación persistente de una estructura (“una bolita”) en la región anal. En casos de fisura y fistula, los síntomas son similares, agregándose mayor molestia e incomodidad al realizar el aseo del área al igual que la queja de persistencia de humedad de la región y el manchar la ropa interior.

Las causas

De estas patologías incluyen un pobre retorno venoso, estreñimiento crónico o periodos de tiempo prolongado sentado en la tasa del baño. Las hemorroides también se pueden llegar a manifestar en paciente durante los últimos meses de su embarazo debido al aumento de presión intra-abdominal causado por el crecimiento del bebé. Con una buena valoración médica, estas patologías se pueden tratar médicamente y con cambio en los hábitos diarios, obteniendo respuesta favorable en la mayoría de los pacientes. Sin embargo, un 10% hasta un 50% de los pacientes pueden presentar recurrencia del padecimiento y mayor riesgo a complicaciones como trombosis de las hemorroides, ulceras, infecciones, abscesos, sangrados o incluso incontinencia. Cuadros repetitivos o complicados tienen indicación de tratamiento quirúrgico.

Dependiendo del diagnóstico y el grado de afectación, es la cirugía indicada; ya sea una resección de un hemorroide, una fistula o una fisura, o la combinación de varias de estas. El procedimiento se realiza en quirófano y requiere por lo menos de un día de internamiento. El resto de la vigilancia puede ser por la consulta, en combinación en el manejo médico. La evolución en general es buena y la incidencia de complicaciones mínima si se siguen las indicaciones postquirúrgicas y los cuidados de manejo y aseo del área.

Los tumores de piel y subcutáneos

Son un padecimiento frecuente. Se manifiestan como una masa o tumefacción palpable debajo de la piel, bien definida y en la mayoría de los casos móvil. Se pueden presentar en cualquier parte del cuerpo incluyendo cabeza, cuello, pecho, abdomen, espalda y extremidades. Su tamaño es variable, pudiendo medir desde menos de un centímetro hasta se una masa gigante, midiendo 10, 15 o hasta 20cm en diámetro.

Existen diferentes tipos de tumores de piel y subcutáneo. Dentro de los más frecuentes se encuentran los lipomas, los quistes epidermoides/sebáceo y nevos/lunares.

El lipoma

Es un acumulo de grasa rodeado por una capsula fibrosa en el tejido subcutáneo. En promedio miden de 1 a 3cm, no causan dolor, y pueden mantenerse del mismo tamaño o crecer lentamente con el tiempo. Se pueden presentar como un lipoma único o como múltiples lipomas en el cuerpo. Su diagnóstico es clínico mediante la exploración física, pero en ocasiones puede ser necesario solicitar un ultrasonido de pared o tejidos para confirmar el diagnóstico. Estos se pueden retirar quirúrgicamente en el consultorio o una sala de procedimientos ambulatorio con anestesia local si son pequeños, o en un quirófano si son grandes o profundos. Su patogenicidad es usualmente benigna, sin embargo se recomienda siempre mandar la pieza a valorar por un patólogo para confirmar la ausencia de malignidad.

Los quistes epidermoides/sebáceos

Son acúmulos semisólidos de tejido de piel, detritos (restos) celulares, secreción glandular y queratina. Se pueden formar espontáneamente en la piel o por la obstrucción de una glándula sudorípara (de sudor) o sebácea (de sebo). Estos, igual que los lipomas, dependiendo de su tamaño pueden ser retirados en una sala de procedimientos ambulatoria o un quirófano. Son benignos, pero se recomienda su análisis patológico.

Los lunares o nevos

Son marcas pigmentadas de la piel por acumulación de melanina (células de pigmento). Algunos congénitos y otros adquiridos. Estos deben de ser valorados directamente por el médico ya que dependiendo de sus características morfométricas, puede tratarse de un lunar benigno, una lesión pre-maligna o un cáncer de piel entre otras opciones diagnosticas de una amplia gama de variaciones dermatológicas. Su manejo puede variar dependiendo del diagnóstico.

La diverticulitis es una condición que abarca desde una enfermedad diverticular asintomática, una enfermedad diverticular no complicada, una diverticulitis complicada o crónica, hasta una diverticulitis perforada. Esto es debido a la formación de pequeños sacos o herniaciones de mucosa a través de la pared muscular del colon. Esta es una enfermedad más frecuente en adultos y mayores de edad, aunque puede existir en jóvenes.

Los síntomas de esta enfermedad incluyen dolor en el cuadrante inferior izquierdo principalmente, cambios en el hábito evacuatorio, distensión abdominal y en algunos casos, evidencia de sangre en las evacuaciones. Un dolor agudo e intenso, nauseas, vomito, distensión abdominal, rigidez de la pared abdominal y fiebre, puede significar una complicación severa de una diverticulitis y se debe acudir a una sala de Emergencias para su manejo.

El diagnóstico y la estadificación de una enfermedad diverticular se hace mediante una tomografía computarizada; sin embargo, existen otros estudios como el colon por enema para asesorar el paciente y diagnóstico. Según el estado del paciente y la enfermedad, es el tratamiento que se puede emplear. Este varía desde manejo médico y vigilancia en un caso leve, hasta cirugía y resección de colon en casos severos

La Diabetes es una enfermedad complicada y que afecta a los pacientes de múltiples maneras. Una de estas maneras es el conjunto de una enfermedad microvascular (afección de pequeñas arterias) asociado con la neuropatía (afección de los nervios periféricos) en los pies, conocido como pie diabético. Este tipo de pie padece de estas afectaciones vascular y nerviosa secundario a mal control diabético de manera prolongada. El pie queda dañado y predispuesto a deformidades óseas (de los huesos) e infecciones. Las infecciones usualmente son de difícil control y una ulcera pone al pie en alto riesgo de osteomielitis (daño del hueso) por la infección, que a su vez lo pone en riesgo de una amputación. Las amputaciones a veces son de uno o varios ortejos (dedos del pie) o de parte o la totalidad de pie. La mala circulación siempre es un factor importante cuando se manejan este tipo de padecimientos.

Un pie diabético necesita un manejo multidisciplinario. Primero se necesita hacer un control de la enfermedad (Diabetes) con control de la glucosa y vigilancia de la función de los sistemas y órganos del cuerpo. Para esto, laboratorios de sangre son necesarios y en algunos casos, internamiento hospitalario. El en la mayoría de las ocasiones y de pendiendo del avance que tiene la herida (se valora en complemento con radiografías del área afectada), puede requerir de una desbridación en la cual se limpia el pie y se retira el tejido dañado; esto puede ser en un cuarto de procedimientos en la consulta o puede requerir pasar a quirófano. Curaciones avanzadas deben realizarse con horario para vigilancia y valoración de la evolución del pie. Las curaciones se complementan con manejo médico y antibiótico. En las curaciones, a veces se agregan ungüentos o medicamentos que ayudan a realizar una desbridación química y promueve la cicatrización. Según la evolución de la herida y el paciente, es el manejo que se continúa. Este puede ser continuar curaciones, repetir desbridaciones o pasar a una amputación con fines de no poner en riesgo la vida del paciente por avance de la infección.

Un absceso es una acumulación de líquido purulento (pus) compuesto por tejido inflamatorio afectado y la presencia activa de infección y microorganismos. Se caracterizan por ser una área que duele a la palpación, eritematosa (piel rojiza), caliente y fluctuante (suave con presencia de líquido en su interior). La mayoría de los casos son superficiales y visibles, pero en algunos casos estos pueden ser profundos y de difícil diagnóstico. Existen varios tipos, los más comunes siendo los abscesos del tejido subcutáneo causado por una herida, un cuerpo extraño o una infección de la piel. Otros como el absceso perianal causado por patologías diversas de ano y recto. Y otros diversos y menos comunes como el absceso hepático (piógeno o amebiano), de Bartholin, mamario, pulmonar, cervical, intra-abdominal, del psoas, etc.…

En cualquier tipo de absceso, es importante identificar el organismo responsable de la infección para combatirlo con la elección del antibiótico más apropiado. Aparte del manejo medico mediante antibioticoterapia, es importante drenar el absceso si es posible y realizar curaciones para mejorar la higiene del área.

La hernia hiatal

Ocurre cuando un porción del estómago se protruye por el diafragma a través del hiato esofágico hacia el tórax. La mayoría de los pacientes son asintomáticos, sin embargo los pacientes que si presentan síntomas, se quejan principalmente de:

Síntomas de reflujo gástro-esofágico.

Refiere una larga evolución de la sintomatología, con múltiples tratamiento y de difícil control a pesar de los diversos medicamentos, antiácidos y sustancias que protegen la mucosa gástrica.

Puede presentarse a cualquier edad, pero su incidencia aumenta en la edad adulta aumentando progresivamente a partir de los 40 años. Es más común en regiones y países donde existe una dieta baja en fibra y tiene un ligero predominio en mujeres. El diagnostico se realiza mediante endoscopia superior, o por métodos de imagen como una serie esófago-gástrica con contraste.

El tratamiento, si el paciente no responde favorablemente a tratamiento médico con inhibidores de bomba de protones (omeprazol y otros similares) se puede valorar un tratamiento quirúrgico como la funduplicatura (La Funduplicatura de Nissen es la más común). En este procedimiento se reduce la hernia, cerrando el hiato esofágico para evitar el deslizamiento del estómago hacia el tórax nuevamente, y se hace una plicatura del estómago alrededor del esófago abdominal para funcionar como válvula. El procedimiento se puede realizar por laparoscopia, la cual involucra incisiones pequeñas de 0.5 a 1cm para introducir cámara y pinzas al abdomen y realizar el procedimiento. Esto ayuda a que la recuperación sea más rápido y con molestias mínimas en el postquirúrgico.

La glándula tiroides es una de las glándulas endocrinas más grandes del cuerpo. Se localiza en el cuello y tiene una importante función en el metabolismo de cuerpo, sensibilidad para otras hormonas al igual que es un regulador importante en el uso de energía y crecimiento del cuerpo.  Existen múltiples patologías que pueden afectar de manera anormal a esta glándula, entre las más comunes existen el hipertiroidismo (actividad tiroidea aumentada), hipotiroidismo (actividad tiroidea disminuida), tiroiditis (inflamación de la tiroides) y nódulos tiroides (los cuales se puede dividir en tumoraciones benignas/inofensivas o en malignas/cáncer)

En el hipertiroidismo, existe una sobre producción de hormonas tiroideas. Los pacientes se quejan de palpitaciones cardiacas, diaforesis (sudoración excesiva), diarrea, pérdida de peso, debilidad muscular, bochornos o intolerancia al calor, temblores  finos de las manos, nerviosismo, ansiedad, disminución o perdida de ciclo menstrual en mujeres  y puede incluso presentarse con una ligera protrusión de los glóbulos oculares. En estos casos, los pacientes son tratados medicamente, pero si no responden al tratamiento, una resección parcial o total de la tiroides puede ser necesaria. Esto consiste en una incisión en el cuello por la cual se retira parte o la totalidad de la glándula.

En el hipotiroidismo, existe una deficiencia de las hormonas tiroideas. En estos casos los pacientes presentan síntomas como el aumento de peso inexplicable, letargia, cansancio, pérdida de cabello, piel seca, intolerancia al frio, bradicardia, estreñimiento y falta de energía en general. Exámenes de laboratorio nos ayudan a confirmar un el diagnóstico y su tratamiento es la administración de hormonas de remplazo, en este caso la levotiroxina, que funciona como hormona tiroidea. Debido a la baja producción de hormonas, la glándula puede estar aumentada de tamaño (bocio). Si no disminuye de tamaño con el tratamiento, la resección quirúrgica puede estar indicada.

La tiroiditis es un proceso inflamatorio caracterizado por enfermedades autoinmunes en la cual se provoca un hipotiroidismo por auto-destrucción de la glándula. Los pacientes presentan síntomas similares al hipotiroidismo y requieren de tratamiento médico. En algunos casos, el hipotiroidismo provoca un bocio o crecimiento anormal de la glándula, presentándose como una masa grande en el cuello, en cuyos casos pueda ser necesario la resección quirúrgica.

Nódulos en la glándula tiroides pueden ser de diversos tipos. La gran mayoría son benignos o remanentes de una deformidad congénita. Estos deben de ser biopsiados mediante una aspiración de aguja fina, por la cual se obtienen células para del nódulo para revisar bajo microscopio. Esto nos ayuda a determinar el nódulo es benigno (ej. un adenoma) o maligno (ej. un cáncer), y así elegir el tratamiento a seguir, entre una resección del nódulo, una hemitirioidectomia (resección de la mitad de la glándula tiroides), una tiroidectomía total (resección de la toda la glándula tiroides) u otro procedimientos como cuando existe una persistencia del conducto tirogloso.

Después de una tiroidectomía (resección de la tiroides), pacientes pueden presentar síntomas como ligera molestia o dolor del área, ronquera o dificultad para hablar los primeros días debido a la manipulación de los nervios que inervan las cuerdas vocales durante la cirugía. La tiroides modera los niveles de calcio en el cuerpo, motivo por el cual es importante revisar los niveles de este en los primeros días postquirúrgicos e incluso es común que presente una disminución importante, requiriendo vigilancia intra-hospitalaria varios días después de la cirugía.  Se puede esperar una disminución de las hormonas tiroideas o incluso un hipotiroidismo debido a la resección total de la glándula, requiriendo la toma de hormonas tiroideas para controlar el funcionamiento. Los pacientes pueden requerir de tratamiento con yodo radioactivo en algunos casos específicos antes o después de una cirugía y continuar con vigilancia

Las varices no solo es un problema cosmético, sino que también se acompaña de síntomas y molestias a raíz de un problema de insuficiencia venosa crónica que provoca una hipertensión venosa y estasis (estancamiento y congestión) de la sangre venosa dentro de las venas periféricas. Esto es provocado por la combinación de insuficiencia de las válvulas, daño de la pared venosa y la congestión e hipercoagulabilidad de la sangre en el sistema venoso. Es una patología más común en mujeres debido al factor hormonal involucrado y se manifiesta con frecuencia en pacientes durante el embarazo. Hasta un 60% de la población puede tener insuficiencia venosa, manifestándose en un 40% con algún grado de reflujo varicoso clínico. Su localización puede ser cualquiera, pero la mayoría de los casos en las extremidades inferiores (piernas y muslos). Se manifiesta principalmente en adultos con predominio en mujeres 5:1.

Existen diferentes tipos de variaciones para esta enfermedad; las telangiectasias (venas muy delgadas, que se manifiestan en la piel con aspecto de telarañas), venas reticulares (venas delgadas de 1-3mm de grosor) y las varices (venas mayores a 3mm que incluso se pueden palpar en la piel). También se puede acompañar de cambios en la piel, como oscurecimiento de la piel y casos mas graves, ulceras, las cuales se infectan con facilidad y son de difícil cicatrización.

Los síntomas de la enfermedad venosa crónica

Incluyen dolor y pesadez de la piernas, cansancio después de periodos de bipedestación (de pie/parados) y en algunos casos ardor. La mayoría se pueden tratar médicamente con procoagulantes y antivaricosos para mejorar la sintomatología y alentar la evolución. Se puede complementar con elevación de las piernas en periodos durante el día y el uso de medias o vendajes de compresión para las extremidades.

Cuando el tratamiento médico no es suficiente, se debe hacer una valoración complementaria con un Ultrasonido Doppler para valorar opciones de manejo. La favorecida y más común es la escleroterapia. La escleroterapia es un procedimiento ambulatorio que se puede hacer en el consultorio. Consiste en inyectar las venas insuficientes con un medicamento que ayuda a colapsar las venas insuficientes y mantenerlas obliteradas para eliminar su disfunción y síntomas que provocan. Esta no solo alivia las molestias, sino que desaparece las venas, dando un excelente aspecto cosmético. En casos más severos o con venas demasiado gruesas para la escleroterapia, se puede realizar una cirugía en quirófano llamada safenectomía, en la cual se realizan una incisión pequeña en la ingle y otra en el tobillo para retirar la vena safena. Complementario a esta cirugía se realiza una técnica avanzada de microincisiones milimetricas para el retiro de las venas colaterales para favorecer la evolución y resultado de la cirugía. El procedimiento es ambulatorio, y no requiere de internamiento. Siguiendo las indicaciones médicas, los procedimientos tienen una excelente tasa de éxito y evolución.

La onicocriptosis es el nombre medico de una uña encarnada, una afección bastante común que con mayor frecuencia afecta el primer ortejo (dedo gordo del pie) en cualquiera de sus bordes. Es una patología traumática en la cual la uña se incrusta en el borde de la piel y tejido blando, creciendo dentro de ella e inflamando los tejidos. A menudo se acompaña de infección o un pequeño absceso.  Su causa puede ser por un traumatismo directo, uso de calzado inadecuado o corte de uñas incorrecto. Los síntomas incluyen enrojecimiento del área, aumento de volumen por la inflamación y dolor moderado a intenso que en ocasiones incapacita la habilidad de caminar adecuadamente.

El tratamiento incluye:

anestesiar por completo el dedo del pie para realizar una limpieza y retiro del segmento de uña incrustada. Lo ideal es preservar la uña y solo retirar el exceso de uña y matriz con crecimiento anormal. Es importante el tratamiento adecuado y oportuno para evitar complicaciones como la deformidad del dedo o incluso poner en riesgo de perder este mismo. Curaciones y medicamentos pueden ser necesarios después de realizar el procedimiento.

Las heridas crónicas se definen como una herida que afecta la piel y persiste por más de 6 semanas sin mostrar evidencia de cicatrizar o cerrar. Es una afección que se localiza con mayor frecuencia en las extremidades inferiores por debajo del nivel de la rodilla y provoca dolor, molestia/malestar social. Las ulceras debilitan al paciente, son agotadoras y reducen importantemente la calidad de vida. Las causas pueden ser por enfermedad venosa, enfermedad arterial, diabetes, neuropatía, afección metabólica, hematológica o infecciosa. Debido a que son muchos los factores que pueden afectar este padecimiento, se requiere de un manejo multidisciplinario para acertar a la patología, diagnostico y así establecer el tratamiento óptimo a base de manejo médico y curaciones avanzadas. Un diagnostico correcto es importante para evitar tratamiento inapropiado, el cual puede deteriorar aun mas la herida.

El dolor abdominal es una patología común, sin embargo hace sospechar de una gran variedad de enfermedades. El dolor agudo en muchas ocasiones es una urgencia y debe ser estudiado y tratado en brevedad para evitar complicaciones. Sin embargo, un dolor abdominal crónico o de larga evolución debe ser estudiado y ver que síntomas se asocian para llegar a un diagnóstico.

El dolor se debe estudiar en calidad, cantidad y localización. Es necesario saber su manera de inicio, evolución, agravantes, atenuantes y hacia a donde se irradia.

Los síntomas asociados con el dolor abdominal pueden ser la fiebre, fatiga, dolor torácico, dolor referido a otras partes del cuerpo, nauseas, vomito, anorexia, síntomas urinarios, síntomas gastrointestinales, dolor de cabeza o alteración del estado mental.

Se debe descartar las enfermedades más comunes como la enfermedad de la vía biliar (colecistolitiasis o piedras en la vesícula), pancreatitis, apendicitis, diverticulitis, obstrucción intestinal, torsión intestinal, enfermedad pélvica inflamatoria, quiste ovárico, colitis, hernia de la pared abdominal, ulcera péptica, enfermedad de reflujo gastrointestinal, malignidades abdominales (cáncer de colon), gastroenteritis, infección de vías urinarias, aneurisma aórtico, entre otras. Esto se obtiene mediante el interrogatorio, la exploración física y estudios de complemento como laboratorios de sangre o estudios de imagen.

La pancreatitis es una inflamación del páncreas. Puede ser provocada por antecedentes como alcoholismo, trauma abdominal, triglicéridos elevados, uso de ciertos medicamentos o en casos muy raros infección, toxinas,  y otras causas poco comunes. La causa más común de este padecimiento es la obstrucción por litos (piedras) en la vía biliar. Esto puede ser una complicaciones de la colecistolitiasis (piedras en la vesícula biliar) al presentar salida de un lito pequeño de la vesícula, obstruyendo el drenaje de la bilis del hígado y/o páncreas.

La inflamación pancreática se acompaña de síntomas:

Como dolor abdominal en la boca del estómago. Este usualmente aumenta progresivamente hasta llegar a ser intenso y continuo, incapacitando al paciente. El dolor es transfictivo al sentir que cruza el abdomen hacia la espalda. Se acompaña de náuseas y vomito principalmente y puede incluso ser acompañado de síntomas más severos como la fiebre, sudoración profusa, anemia e ictericia (color amarillento de la piel y ojos).

Pacientes con sospecha de pancreatitis deben ser internados y manejados medicamente. El internamiento es de varios días en el cual se da manejo medico e hidratación por vía intra-venosa. Se solicitan estudios de sangre e imagen para verificar la etiología u origen del padecimiento. El paciente debe estar en ayuno hasta no resolver el cuadro de pancreatitis, y posteriormente se debe tratar la causa de la enfermedad, ya sea por manejo médico o quirúrgico, según sea el caso.

La pancreatitis es una enfermedad seria, la cual conlleva cierto grado de mortalidad, siendo este hasta de un 30% en casos severos si no se atiende oportunamente, pues puede llevar a falla orgánica múltiple. Después de un episodio de pancreatitis, debe seguirse las indicaciones de su médico para evitar episodios subsecuentes y riesgo de complicaciones.

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